El ataque, según consta en la sentencia, se produjo “sorpresivamente” y en una zona que estaba “mal iluminada y escasamente transitada”, por lo que la víctima careció de posibilidad de defensa.
Solo unos días después de alquilar una habitación en un piso de Alcorcón (Madrid), la víctima encontró la muerte a manos de su compañero, quien ha pedido perdón a la familia y ha culpado a "la cocaína" del crimen.