Los beneficiarios de los distintos programas de becas del Ministerio de Educación disminuyeron el curso pasado en 24.520 (-3,1%) en conjunto y los que recibieron ayudas para material escolar fueron 578.549 menos (-59,3%) en comparación con un año antes.
Son datos del informe anual Datos y Cifras del Curso Escolar, presentado este lunes por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, la dotación del Gobierno central para todas las becas cayó 134.438 millones de euros el curso pasado (-8,3%).
La otra partida, incluida la aportación a los convenios con las CCAA para programas de ayudas y gratuidad de libros, se redujo en 61.302 millones de euros (-47,2%).
¿Pero no habían anunciado que estaban destinando más dinero que nunca a la educación?
Más o menos es la idea que se ha vendido estos días, facilitando datos sueltos, como que para el curso que viene se van a destinar 250 millones de euros más para becas generales, o que este tipo de ayudas habían bajado, durante el curso pasado, menos del 3%.
Estas afirmaciones aunque ciertas, sólo se refieren a una parte del conjunto total de becas y ayudas al estudio: las becas generales, que son las que se conceden a los estudiantes cuyas familias se encuentran en situación desfavorecida.
Estas ayudas suponen el grueso de las becas -de los 1.484 millones de becas concedidos en el curso 2012/13, 1.167 millones corresponden a becas generales- y el Gobierno ha querido mantenerlas a toda costa.
Criba en la ayudas de libros de texto
Pero con el resto si ha habido una gran criba. Sobre todo en las ayudas de libros de texto y material escolar, por la que 578.549 niños perdieron el curso que acaba de terminar sus ayudas en este concepto. Los beneficiarios han pasado de 975.330 en el curso 2011/2012 a 396.781 en el curso 2012/2013, lo que siginifica un 59% menos.
El dinero destinado por Educación a estas ayudas también ha descendido, un 47%, al pasar de 129 a 68 millones de euros.
En cuanto a las otras becas (movilidad, idiomas, formación...), también han sufrido tijeretazos, aunque no tan grandes como las ayudas. Los beneficiarios han pasado de 793.358 a 768.838, lo que significa que, durante el curso que ha terminado, hubo 24.520 menos (un 3% menos).
Estas becas recibieron 1.484 millones, 134 millones menos que en el curso anterior, lo que supone un descenso del 8,2%.
A pesar de estos datos y en declaraciones a la prensa, el ministro ha negado que la bajada de becarios pueda calificarse de "brutal", pero ha reconocido una reducción "muy importante" del número de beneficiarios de ayudas.
La causa principal, explicaba, es que "todas las administraciones educativas se han visto obligadas a reducir los recursos que se destinaban, fundamentalmente, a la adquisición del libros y material escolar, y eso es lo que se está reflejando en este descenso". El ministro ha precisado que la disminución de beneficiarios de becas incluye tanto los de la convocatoria general (aquellas que dependen del nivel de renta) como otras de movilidad del estudiantado y de formación del profesorado.
Más leña al fuego
No sólo se nos cuentan medias verdades sino que además la Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, ha asegurado que la sociedad "no puede seguir invirtiendo" en estudiantes con una calificación por debajo del 6,5 puesto "que no pueden garantizar que van a realizar un esfuerzo para terminar los estudios".
Y es que Gomendio, en una entrevista en RNE, defendía que "la situación actual es que muchas de las becas que se dan a estudiantes con una calificación por debajo del 6,5 tienen muy pocas probabilidades de culminar la titulación, se hace en un período muy largo de tiempo y con un desempleo muy elevado".
Con este argumento ha justificado la reforma de las becas y es que para Gomendio, pedir un mayor esfuerzo a los estudiantes "en proporción al esfuerzo que la sociedad realiza" no es "inequitativo".
Nos quitan las becas, nos exigen estudiar más a los ricos que a los pobres, nos dejan sin ayudas para libros, pero luego las huelgas están politizadas. Por supuesto que lo están. Sus medidas políticas afectan a las clases trabajadoras. Resulta obvio que no nos gusten.