Los recortes sanitarios de la Generalitat de Catalunya están teniendo sus primeras repercusiones directas para los usuarios de la sanidad pública.
En los pasillos del centro hospitalario Vall d’Hebron encontramos a numerosos pacientes que esperan ser atendidos por médicos y enfermeros que nunca llegan.
Este primer parón se caracteriza porque los ocho principales centros de referencia deberán cerrar al menos cinco días hasta final de año por los ajustes aplicados por el Gobierno de CiU. La medida permitirá ahorrar unos 30.000 euros por día de parón. En estos casos sólo habrá cabida para atender a pacientes de extrema urgencia y a los que ya se encuentren hospitalizados además del cierre de los quirófanos. Los sindicatos ya han mostrado su desacuerdo frente a esta política.
La tensión que provocó esta situación se reflejó en las decenas de pacientes que pidieron ser atendidos por el gerente en busca de explicaciones, obviamente siendo día de fiesta y ajustándose a la situación de recorte, el gerente no se encontraba en su puesto de trabajo.
Los afectados por este parón se concentraron en el hospital y cortaron las calles adyacentes quejándose por la ‘’Insanidad pública’’ del Gobierno catalán.