CINE

La cocinera del presidente

Por Paula Lacruz

Jueves 16 de octubre de 2014

Tras el éxito obtenido con “De dioses y hombres”, Etienne Comar trae a las pantallas un filme que tiene en primer plano la emoción culinaria, inspirada en la historia de una sencilla cocinera que pasó varios años en el Palacio del Elíseo trabajando para François Miterrand.



Hortense Laboire (Catherion Frot) es una conocida cocinera del Périgrod que es recomendada para ser la encargada de la cocina privada del presidente de la República(Jean D´Ormesson). Un empleado del palacio se encarga de llevar a Hortense al Elíseo, quien en un primer momento desconoce para quien va a trabajar. Una vez llega al palacio la cocinera se encuentra con varias dificultades, entre ellas que nadie le indica los gustos culinarios del presidente o que no es bien recibida por el personal de la cocina central. A pesar de ello pronto se convierte en la favorita del presidente debido a la autenticidad de sus platos, lo que genera un conflicto entre la cocina privada y la cocina central que en numerosas ocasiones son un obstáculo a sortear para Hortense.

La acción principal del filme se centra en los años en los que Hortense Laboire trabajó en el Palacio del Elíseo, intercalada con el último día de su experiencia en la Antártida plantando trufas.

Algunos de los aspectos más destacables del largometraje es el gran parecido que existe entre la verdadera Hortense Laboire y la actriz Catherine Frot, no solo físicamente si no también en su personalidad: ambas mujeres exigentes y rigurosas en su trabajo, con gran autoridad y distinción. En el filme puede observarse estas características de la cocinera, quien completamente sumida en su trabajo no sigue las reglas del protocolo y se comunica de manera directa con el presidente, pensando únicamente en su cocina.

El presidente, a pesar de que pueda parecer lo contrario, tiene un papel secundario. El actor Jean D´Ormesson actúa de manera natural al que le añade un toque de dignidad, ya que su personaje tiene una función que goza casi de una “simplicidad sagrada”. El presidente es una figura muy cercana, a la que incluso se la conoce por capacidad de seducción, ya que pone toda su atención a la persona que está tratando.

“La cocinera del presidente” no es una película autobiográfica, si no que la historia real sirve de inspiración; aunque de acuerdo con la verdadera Hortense Laboire casi el 90% de las escenas son fieles a la realidad.

En cuanto a la realización cabe destacar el previo conocimiento nulo de Catherine Frot en la cocina, quien confiesa que su madre era una pésima cocinera. Para poder llevar a cabo el papel la actriz y la cocinera pasaron juntas una semana entre fogones, aunque en la película apenas pone en práctica sus dotes culinarias: sólo prepara un repollo de salmón. El último aspecto a destacar es que al contrario que la inmensa mayoría de películas y anuncios, la comida utilizada en el filme era real, para ello contaron con Gérard Besson, Guy Leguay y Elisabeth Scotto; antiguos chefs con estrellas y estilista culinaria respectivamente.


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