Alrededor de 10.000 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital en España, donde la Unión de Asociaciones Familiares (Unaf) y Mundo Cooperante han intentado sensibilizar a la población como motivo del día internacional contra esta práctica.
Las dos ONG han organizado las II Jornadas Internacionales contra las Mutilaciones Genitales Femeninas en Madrid, con el apoyo de la Dirección General de Migraciones, el Fondo Europeo para la Integración y la Comunidad de Madrid.
Y es que, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 140 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina y, cada año, más de tres millones de pequeñas están en riesgo de padecerla.
Para analizar lo que este problema representa en la actualidad, las jornadas han contado con la participación de líderes internacionales en la lucha contra la mutilación genital femenina y expertos de organizaciones en la prevención y actuación de esta práctica, como Honorata Naswa (Nafgem) y Rebekah Kiser (Trampled Rose).
Naswa promueve desde su organización en Tanzania la prevención y la educación entre las niñas, ya que allí, dice, la realidad es "terrible", puesto que a pesar de que desde 1998 existe una ley que prohíbe la mutilación genital femenina, en la práctica no se cumple.
El problema, es que en Tanzania las mujeres entienden la mutilación genital "como parte fundamental de su cultura", de la que se sienten, además, "orgullosas", explica esta especialista.
Allí, abundó Naswa, las mujeres mayores, como guardianas de sus menores, piensan que las niñas, lo mejor que pueden hacer es someterse a la mutilación genital, tanto para preservar la cultura, como para que no se vean marginadas por la sociedad.
Sin embargo y afortunadamente, el aspecto de la marginación está empezando a cambiar, aunque sea lentamente gracias a los trabajos de sensibilización que organizaciones como la suya están desempeñando entre la población señala Naswa.
Las mujeres tanzanas, quiere pensar, comienzan a valorar la educación-señala esperanzada. Tanto es así, que algunas de ellas "se rebelan" y "escapan" a la mutilación, bien con el respaldo de la madre, que lleva junto a su hija el hecho en secreto, o bien sin él, pero fuera del ámbito familiar.
Tanzania es, junto a Kenia y Uganda, uno de los países africanos donde más viva está la mutilación genital, una práctica que, entre otras consecuencias, deja a veces la de la llamada fístula obstétrica, un problema que se manifiesta en el parto de la mujer, al tener cerrado u obstruido el canal por el que debe salir el bebé.
De este problema sabe mucho Rebekah Kiser por su trabajo diario en Etiopía en el que atiende a mujeres y niñas afectadas por este tipo de fístula.
Lo que Kiser ha comprobado, según manifiesta, es que muchas niñas no saben tan siquiera que se les ha practicado una mutilación genital, puesto que se sometieron a ella cuando eran bebés. De esta forma, consideran que su cuerpo mutilado es normal y se sorprenden cuando alguien les explica que no es así.
Esta activista creé que las autoridades etíopes están concienciadas y preocupadas por la situación de la mujer, el problema es que hay comunidades muy aisladas y remotas a las que no llega la educación y en las que, por lo tanto, es muy difícil actuar para evitarlo.
Como Naswa, percibe que las familias mutilan a sus niñas como parte de una tradición que consideran buena, porque proporcionará "lo mejor" a sus hijas, y que, por tanto, erradicarla requerirá, todavía, de mucho tiempo y esfuerzo.