Normalmente, los carteles de ‘‘no tocar’’ se suelen poner para evitar hacer daño a las plantas. Pero en este caso es justamente al contrario, pues es el humano el que puede salir muy mal parado; tal es su peligro que ni tan siquiera es seguro echarse una siesta bajo él.
¿Quieres leer el artículo completo? Accede a nuestra revista interactiva haciendo click aquí. Además, puedes descargártela de forma gratuita.
Accede a nuestra hemeroteca y disfruta de todos los números de la revista Hora Punta.