Isabel Preysler ha presentado sus memorias tituladas "Mi verdadera historia" en Madrid, donde comparte detalles íntimos de su vida y relaciones, incluyendo cartas de amor de Mario Vargas Llosa. Asegura que el Nobel fue feliz a su lado, desmintiendo rumores sobre su infelicidad. En el libro, también reflexiona sobre sus amores pasados, destacando a Miguel Boyer como el gran amor de su vida, y admite haber pasado por diversas cirugías estéticas. Preysler busca aclarar verdades sobre su historia personal y la relación con Vargas Llosa, enfatizando la importancia de contar su versión ante las falsedades que han circulado.
En un evento que reunió a más de un centenar de periodistas, Isabel Preysler presentó en Madrid sus memorias tituladas Mi verdadera historia. La socialité, vestida con un elegante traje verde agua y acompañada por su hija Tamara Falcó y amigos como Nuria González, explicó las razones detrás de su decisión de escribir este libro: la necesidad de rectificar “tantas cosas falsas” que se han dicho sobre ella a lo largo de los años.
“Tengo la edad adecuada”, afirmó Preysler, aunque advirtió que el contenido del libro es “la realidad con matices”. Reveló que sus hijos leyeron el manuscrito y realizaron correcciones en lo que consideraron necesario, insinuando que algunos pasajes fueron eliminados del primer borrador.
Uno de los aspectos centrales del libro son las cartas de amor escritas por Mario Vargas Llosa, quien fue su pareja entre 2015 y 2022. Preysler se opone a la narrativa que sostiene que el Nobel vivió infeliz a su lado: “Me llena de perplejidad y aún no consigo entender el empeño de su entorno por intentar hacer creer a todo el mundo que Mario fue desgraciado a mi lado”. Para respaldar su afirmación, incluye varias cartas que, según ella, demuestran lo contrario:
Preysler defiende su derecho a publicar estas cartas: “Las cartas son mías y puedo publicarlas para demostrar que él era feliz conmigo”. En cuanto al final de su relación, no duda en ser clara: “Después de muchos años en los que hemos sido muy felices, la situación entre nosotros se ha ido deteriorando (…) Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado”.
A lo largo del libro, Preysler narra sus experiencias amorosas y rupturas: desde su primer enamoramiento adolescente con un ‘playboy’ desaprobado por sus padres hasta su matrimonio con Julio Iglesias, con quien asegura haberse casado “queriendo mucho a Julio”, pasando por Carlos Falcó y culminando con Miguel Boyer, del cual confiesa haberse enamorado “locamente”.
Sobre Boyer, afirma sin titubeos: “Le amé profundamente y, aunque en alguna ocasión pensé en separarme, creo que no hubiera podido vivir sin él". También revela cómo le afectó emocionalmente la separación del marqués de Griñón: “Me había enamorado de Miguel”. Además, menciona los celos manifestados por Boyer: “En una ocasión le rogué que acudiera al psiquiatra (…) Solo asistió a una sesión”.
No escapa a temas delicados ni quirúrgicos; Preysler admite haber pasado por su primer ‘lifting' a los 50 años en California. Reconoce estar cansada del desgaste físico: “Tengo la nariz tan destrozada y estoy tan cansada de médicos y operaciones que ya me da igual todo". A pesar de esto, minimiza su estatus como icono: “ni me considero elegante ni tengo la costumbre de seguir la moda”.
Cerca del final del relato sobre su romance con Vargas Llosa, aclara detalles sobre las contribuciones económicas del autor peruano: fueron decisiones personales y desmiente cifras infladas frecuentemente mencionadas en tertulias. Según ella, su aporte fue infinitamente menor que esos traídos y llevados, especialmente los supuestos 80.000 euros mensuales. El inicio de esta relación se remonta a una cena en casa de Elena Benarroch: “A la salida de la fiesta, me besó en el ascensor. Ahí empezó todo".
Isabel Preysler explicó que se han dicho “tantas cosas falsas” sobre su vida que quería contarlas en primera persona. Además, considera que tiene “la edad adecuada” para hacerlo.
El libro incluye cartas íntimas de Mario Vargas Llosa, recuerdos de sus relaciones pasadas y confesiones sobre su vida personal, incluyendo cirugías y celos. También revela que Miguel Boyer fue su gran amor.
Isabel defiende la publicación de las cartas, afirmando que son prueba de que Vargas Llosa era feliz con ella. Se muestra sorprendida por la idea de que él fue infeliz a su lado.
Isabel menciona a Miguel Boyer como el gran amor de su vida, afirmando que lo amó profundamente y que le “destrozó” separarse de él.
Isabel admite haber tenido un lifting a los 50 años y expresa su cansancio con respecto a los médicos y operaciones, diciendo que ya le da igual todo.
A pesar de ser considerada un icono, ella relativiza esta etiqueta, diciendo que ni se considera elegante ni sigue la moda.