Un año después de la intensificación del conflicto en Líbano, las comunidades enfrentan crecientes necesidades en medio de la destrucción y la incertidumbre. Los ataques continuos y la ocupación israelí dificultan el retorno y el acceso a servicios médicos esenciales. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha reforzado su respuesta humanitaria, estableciendo clínicas móviles para proporcionar atención médica y apoyo psicológico a los afectados. La crisis humanitaria persiste con más de 82,000 personas desplazadas y un acceso limitado a la salud, mientras que la infraestructura sanitaria sigue devastada. La situación es crítica para refugiados y migrantes, quienes continúan sin recibir asistencia adecuada en un contexto marcado por el miedo y la ansiedad. La verdadera recuperación requerirá condiciones de seguridad y acceso a servicios vitales.
Líbano, un año después de la escalada de la guerra israelí, se encuentra en una situación crítica. Las comunidades continúan atrapadas entre la devastación y la incertidumbre, mientras los ataques israelíes y la ocupación del sur complican el regreso a sus hogares y el acceso a servicios médicos esenciales. En respuesta a esta crisis humanitaria, se han reforzado las iniciativas para garantizar atención médica tanto física como mental.
Un año tras el aumento de la violencia, la crisis humanitaria en Líbano permanece sin resolverse. A pesar de un acuerdo de alto el fuego alcanzado en noviembre de 2024, los ataques israelíes siguen siendo casi una constante diaria. Esta situación dificulta que las personas puedan recuperar sus vidas y limita su acceso a atención médica adecuada. Más de 82,000 individuos permanecen desplazados debido a la ocupación militar en varios puntos de la frontera sur.
Abdel Karim, un residente que ha regresado a su hogar en Bint Jbeil, expresa su frustración: “Volví para reparar los daños de mi casa”, dice mientras escucha el zumbido de un dron israelí sobrevolando su localidad. “Pero sin seguridad y sin poder costear lo básico, como los medicamentos, ¿cómo puede alguien realmente empezar de nuevo?”.
En el sur de Líbano, donde las infraestructuras han sido gravemente dañadas por el conflicto, MSF ha implementado nuevas actividades en las gobernaciones más afectadas: Nabatiyeh, el Sur y Baalbek Hermel. A pesar de los desafíos económicos que enfrentan muchos retornados, se han establecido clínicas móviles para facilitar el acceso a servicios médicos y psicológicos vitales.
A medida que las instalaciones médicas continúan cerradas o con capacidades reducidas —con 8 hospitales evacuados y 21 dañados durante los momentos más críticos— es fundamental restablecer estos servicios. En Nabatiyeh, por ejemplo, se ha perdido hasta el 40% de la capacidad hospitalaria.
El psicólogo Tharwat Saraeb señala que “las guerras dejan un enorme peso en las comunidades directamente afectadas”. La población local vive con miedo constante; el sonido de los drones y los bombardeos perpetúan un estado de ansiedad generalizada. Muchos pacientes sufren trastornos emocionales severos que requieren atención urgente.
Samira, otra paciente que asiste a una clínica móvil, comparte su experiencia: “Mi hija se desmaya al oír cualquier bombardeo aunque sea lejano”. Este temor no solo afecta a los adultos; también impacta profundamente a los niños y niñas que crecen en este entorno hostil.
Líbano alberga más de un millón de refugiados sirios y cientos de miles de palestinos que ya vivían en condiciones precarias antes del conflicto actual. Un año después del inicio de la escalada bélica, estas comunidades continúan enfrentando necesidades urgentes sin recibir suficiente ayuda humanitaria.
A finales de 2025, se prevé que organizaciones clave como la Agencia de la ONU para los Refugiados dejarán de cubrir atención secundaria. Esta reducción pone en riesgo aún más el acceso a servicios médicos esenciales para quienes más lo necesitan.
A pesar del panorama desolador, MSF mantiene su compromiso con las comunidades afectadas. Con esfuerzos constantes para proporcionar atención médica vital, se busca asegurar que nadie quede excluido del acceso necesario para reconstruir sus vidas. Sin embargo, como subrayan muchos testimonios locales, la verdadera recuperación solo será posible cuando las personas puedan vivir sin miedo y tengan garantizados servicios médicos accesibles.
Actualmente, MSF opera en siete gobernaciones del país. En Beirut gestionamos dos clínicas fijas; en Baalbek Hermel contamos con dos clínicas fijas y tres móviles; mientras que en el sur mantenemos tres clínicas móviles y apoyamos centros primarios. Desde septiembre de 2024 hasta septiembre de 2025 hemos proporcionado más de 175.000 consultas médicas, así como numerosas atenciones psicológicas tanto individuales como grupales.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 82,000 | Número de personas desplazadas debido a la guerra. |
| 8 | Número de hospitales evacuados durante el pico de la escalada. |
| 21 | Número de hospitales dañados durante el conflicto. |
| 133 | Número de centros de atención primaria que cerraron sus puertas. |
| 175,338 | Consultas médicas proporcionadas por MSF entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025. |
| 14,179 | Consultas individuales de salud mental proporcionadas por MSF en el mismo período. |
| 12,433 | Consultas grupales de salud mental proporcionadas por MSF en el mismo período. |
Las comunidades siguen atrapadas entre destrucción e incertidumbre. Los ataques israelíes y la ocupación del sur dificultan el retorno y el acceso a la atención médica.
La guerra devastó infraestructuras, incluidas las sanitarias. Muchos hospitales fueron evacuados o dañados, lo que redujo drásticamente sus servicios o llevó al cierre de varias instalaciones.
Se están estableciendo clínicas móviles para garantizar el acceso a servicios médicos y de salud mental vitales, además de rehabilitar centros de atención primaria para restablecer la provisión de servicios en zonas de retorno.
A pesar de enfrentar necesidades urgentes, como alimentos, refugio y atención médica, muchas comunidades excluidas durante la escalada siguen sin recibir ayuda adecuada.
Las personas como Abdel Karim y Samira enfrentan una lucha cuesta arriba para reconstruir sus vidas debido a la falta de seguridad y acceso a servicios básicos.