La reciente alerta de tsunami en el Pacífico, provocada por un terremoto de magnitud 8,8 frente a la península rusa de Kamchatka, destaca la crucial importancia de los sistemas de alerta temprana. A pesar de que no se reportaron daños en las instalaciones nucleares de Japón, las comunidades costeras evacuaron hacia terrenos más elevados ante el riesgo de olas gigantes. Las alertas se emitieron rápidamente y aunque el nivel de amenaza ha disminuido, se aconseja a la población permanecer en refugios debido a las marejadas registradas. Este evento subraya la necesidad de cooperación internacional en la prevención y respuesta a desastres naturales, especialmente para proteger a las poblaciones vulnerables.
La reciente alerta de tsunami en el Pacífico ha puesto de manifiesto la crucial importancia de los sistemas de alerta temprana. Tras un terremoto de magnitud 8,8 que se registró frente a la península rusa de Kamchatka, se generó una ola gigante que alcanzó la costa japonesa, situada a aproximadamente 1000 kilómetros de distancia en menos de una hora. Expertos en ayuda humanitaria confirmaron este hecho el miércoles.
A pesar de que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) aseguró que no hubo daños en las instalaciones nucleares japonesas, las comunidades costeras tomaron precauciones y evacuaron hacia terrenos más elevados o se trasladaron al interior del país. La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) reportó que las alertas se emitieron pocos minutos después del sismo.
Las autoridades han disminuido el nivel de amenaza en Japón; sin embargo, se aconseja a la población permanecer en refugios hasta que el riesgo de marejadas disminuya. Se han registrado olas de hasta 1,3 metros. “Es muy complejo; estamos observando los datos del tsunami en tiempo real, por lo que necesitamos que la gente permanezca en los refugios hasta que el tsunami haya pasado”, afirmó Fumihiko Imamura, profesor especializado en tsunamis en la Universidad de Tohoku.
Este evento se produce mientras Japón aún recuerda el devastador terremoto y tsunami de Tohoku del 11 de marzo de 2011, que dejó más de 18.000 muertos. En 2022, un terremoto en Noto con magnitud 7,6 causó alrededor de 500 fallecimientos y dañó unas 150.000 viviendas.
El reciente terremoto ha sido clasificado entre los diez más potentes jamás registrados, lo cual ha llevado a las autoridades a seguir con atención sus repercusiones. Alertas también han sido activadas en la costa oeste estadounidense, así como desde Chile hasta México y desde Papúa Nueva Guinea hasta Vanuatu.
Kamal Kishore, representante especial del Secretario General de la ONU para la reducción del riesgo de desastres, explicó: “Un terremoto de magnitud 8,8 es realmente significativo”. Destacó que cada incremento en la magnitud representa un aumento exponencial en su fuerza; por ejemplo, un sismo de magnitud ocho es treinta veces más potente que uno de magnitud siete.
Kishore también subrayó cómo los tsunamis pueden recorrer distancias enormes acumulando energía antes de impactar las costas. Su velocidad puede ser comparable a la de un avión comercial y son monitoreados mediante sensores especializados conectados a boyas que transmiten información a satélites. Esta información es fundamental para emitir alertas precisas.