Bueno, no es casualidad. El euríbor, ese indicador que a muchos les suena a jerga de economistas, ha subido en los últimos meses por decisiones del Banco Central Europeo. Esta subida busca contener la inflación, sí, pero también ha hecho temblar a quienes tienen hipotecas variables y a quienes están evaluando productos financieros, como cuentas de ahorro.
¿Y cómo afecta a los ahorradores? Sencillo: algunos bancos aprovechan este contexto para ofrecer mejores condiciones, mientras otros las recortan. Saber diferenciar quién te da valor y quién solo vende humo es clave.
Con tantas opciones, lo mejor es poner algo de orden. Aquí van los elementos básicos que definen a las mejores cuentas de ahorro:
Ahora bien, si te están prometiendo rentabilidades muy por encima del promedio del mercado… levanta una ceja. Puede haber gato encerrado.
En los últimos meses, bancos como Renault Bank o EBN Banco han ajustado sus cuentas para ofrecer rentabilidades más competitivas sin exigir vinculaciones abusivas. Y las fintech no se han quedado atrás: N26 y MyInvestor han renovado su oferta con condiciones interesantes y usabilidad impecable.
Por otro lado, entidades tradicionales como ING o Openbank también han reactivado sus campañas, conscientes de que los ahorradores están mirando con lupa. Si hace un año ofrecían un 0,01 % simbólico, ahora muchas superan el 2 % TAE. Eso sí, la mayoría solo durante los primeros meses.
¿Lo mejor? Comparar a fondo y usar plataformas como 20 minutos, que permite acceder a productos de bancos europeos con garantías similares a las españolas.
Mantener el dinero en una cuenta corriente sin rentabilidad, con la inflación aún por encima del 3 %, es casi como ver cómo se te escapa el valor entre los dedos. Y lo más frustrante es que no se trata de una gran inversión arriesgada: cambiar de cuenta puede hacerse en minutos, especialmente si se trata de una opción online.
Aquí es donde las mejores cuentas de ahorro cumplen su promesa: preservar y aumentar tu capital, sin comprometer liquidez ni asumir riesgos. Si en los noventa el colchón era una opción, hoy tener los ahorros parados es como dejarlos al sol.
Tranquilo, no necesitas convertirte en experto financiero. Pero sí conviene informarse bien. Consulta comparadores independientes, revisa foros donde los usuarios comparten su experiencia real, y no dudes en contactar directamente con el banco. Muchas veces, lo que no aparece en la web lo aclaran en atención al cliente.
Y por cierto, ten en cuenta las promociones temporales: hay entidades que ofrecen rentabilidades más altas durante los primeros 3 o 6 meses, y luego bajan de forma drástica. Aquí, leer el contrato es más importante que nunca.
Además, no olvides que ahorrar no es solo cuestión de cuentas, es cuestión de hábito. Una buena cuenta ayuda, claro, pero sin constancia… poco hará.