Un estudio del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS) del CSIC revela que incluso los corales más resistentes del Caribe, como Siderastrea siderea, enfrentan serias amenazas debido al aumento de la temperatura del agua. A pesar de su resistencia histórica, estos corales han mostrado una disminución en su capacidad de crecimiento y una reducción del 10,5% en la densidad de sus esqueletos entre 2010 y 2020. La investigación, que abarca más de un siglo de evolución en Martinica, destaca el impacto negativo de las olas de calor recurrentes desde los años 80 y la presión humana sobre los ecosistemas marinos. Los hallazgos subrayan la urgencia de implementar medidas locales y globales para proteger los arrecifes y combatir el cambio climático.
Un reciente estudio ha revelado que incluso los corales más resistentes del mar Caribe enfrentan serias amenazas debido al aumento de la temperatura. Esta investigación, en la que participa el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Castellón, destaca la vulnerabilidad de estos organismos marinos ante el calentamiento global.
El análisis se centró en la especie Siderastrea siderea, conocida por su capacidad para soportar altas temperaturas. A través de un estudio que abarca más de un siglo, los investigadores examinaron varias localizaciones en la isla de Martinica. Los resultados son alarmantes: desde los años 80, estos corales no han logrado recuperarse de las olas de calor recurrentes y han experimentado una caída en la densidad de sus esqueletos entre 2010 y 2020, lo que indica que han superado su “límite térmico” para un crecimiento óptimo. Los hallazgos fueron publicados en Scientific Reports, una revista de acceso abierto asociada a Nature.
Los corales son fundamentales para la formación y mantenimiento de los arrecifes, ya que construyen esqueletos de carbonato cálcico que proporcionan estructura y hábitats a una rica biodiversidad marina. La velocidad con la que los corales depositan su esqueleto es crucial para preservar esta estructura durante siglos.
En el caso de los corales masivos, el crecimiento se manifiesta en bandas de alta y baja densidad, visibles mediante radiografías. Estas bandas se forman estacionalmente, permitiendo a los científicos calcular tasas de calcificación y reconstruir el crecimiento coralino a lo largo del tiempo.
A partir de los años 70, el seguimiento continuo de los arrecifes ha evidenciado cómo las actividades humanas, como el aumento de residuos y la dependencia de combustibles fósiles, están dañando estos ecosistemas costeros mediante la contaminación y el cambio climático. Según Gabriel O. Cardoso, investigador principal del estudio y parte del equipo en Berlín, “en el Caribe, estas presiones acumuladas han favorecido a corales más lentos pero resistentes como Siderastrea siderea.” Sin embargo, estudios previos realizados en Belice y Panamá indican que incluso estos corales están viendo reducidas sus tasas de crecimiento por influencia humana.
En Martinica, el impacto humano ha sido notable desde los años 50, coincidiendo con un aumento poblacional significativo. Cardoso señala que aunque las temperaturas marinas eran estables durante ese periodo inicial y parecían favorecer el crecimiento coralino, desde los años 80 las olas de calor marinas han llevado a un deterioro constante. Preocupa especialmente que tras décadas sin recuperación significativa desde las olas de calor pasadas, la densidad esquelética ha disminuido un 10.5% entre 2010 y 2020.
A pesar de ser considerados resistentes, los resultados sugieren que los corales Siderastrea siderea tienen una capacidad limitada para adaptarse a las crecientes presiones ambientales. Diego Kersting, coautor del trabajo e investigador del CSIC en IATS, enfatiza esta preocupación junto con otros colaboradores como Juan Pablo D’Olivo (Universidad Autónoma de México).
Además del estudio sobre Siderastrea siderea, el equipo liderado por Kersting también ha detectado efectos negativos sobre otra especie endémica del Mediterráneo, Cladocora caespitosa, debido a la contaminación y al aumento térmico en áreas protegidas como las Islas Columbretes. Este conjunto de investigaciones pone en evidencia la necesidad urgente de implementar acciones locales para proteger los arrecifes mientras se adoptan medidas globales contra el cambio climático.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 10.5% | Caída de la densidad de los esqueletos de los corales entre 2010 y 2020. |
| 1912-2020 | Período analizado para estudiar el crecimiento de los corales. |
| Años 50 | Inicio de señales de daño en los corales coincidiendo con el aumento de la población humana. |
| Años 80 | Inicio de las olas de calor marinas que afectaron a los corales. |
La principal conclusión del estudio es que incluso los corales más resistentes del mar Caribe, como Siderastrea siderea, tienen su supervivencia amenazada por el aumento de la temperatura del agua.
El equipo de investigación observó que estos corales no se han recuperado de las olas de calor recurrentes desde los años 80 y que la densidad de sus esqueletos ha disminuido significativamente entre 2010 y 2020.
El estudio menciona que el aumento de residuos, la dependencia de combustibles fósiles, la contaminación y el cambio climático han dañado los ecosistemas costeros, afectando a los corales en el Caribe.
Se han encontrado señales de daño en los corales desde los años 50, coincidiendo con el aumento de la población humana en Martinica.
Siderastrea siderea fue clasificada como en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en 2024.
El estudio subraya la necesidad urgente de combinar acciones locales para proteger los arrecifes con medidas globales para frenar el cambio climático.