Amigas de la Tierra ha publicado un informe que aboga por la creación de "refugios climáticos comunitarios" en el contexto del Día Internacional de la Diversidad Biológica. Estos refugios son esenciales para aumentar la biodiversidad local y mejorar la adaptación al cambio climático, contribuyendo a construir comunidades resilientes. El informe destaca la necesidad de políticas públicas que promuevan la renaturalización de las ciudades y el acceso equitativo a zonas verdes, así como medidas de vivienda asequibles para evitar la gentrificación. Se presentan ejemplos de iniciativas exitosas y se reclama a las administraciones locales fomentar espacios gestionados por la comunidad para enfrentar las olas de calor y mejorar la calidad de vida urbana. Para más información, consulta el informe completo en el enlace proporcionado.
En el marco del Día Internacional de la Diversidad Biológica, Amigas de la Tierra ha presentado un informe que destaca la importancia de los “refugios climáticos comunitarios”. Este documento, elaborado por el Col·lectiu Punt 6, busca poner en valor espacios que no solo fomentan la biodiversidad local, sino que también son esenciales para la adaptación al cambio climático y la creación de comunidades resilientes.
La crisis climática se manifiesta con consecuencias alarmantes, como las 4.600 muertes anuales en España debido a altas temperaturas y el riesgo de desertificación que afecta al 70% del territorio nacional. En este contexto, es crucial contar con ciudades habitables, lo que implica un aumento significativo en el número y tamaño de las zonas verdes. Estos espacios no solo regulan las temperaturas locales, sino que también mejoran la salud física y mental de los ciudadanos, además de proporcionar áreas para el ocio.
No obstante, la expansión de las zonas verdes debe ir acompañada de políticas de vivienda efectivas. La reducción de los precios del alquiler es fundamental para evitar que la mejora en la calidad de vida conduzca a una gentrificación verde, donde los residentes originales sean desplazados. Además, es esencial diseñar procesos de renaturalización en colaboración con quienes habitan el territorio, asegurando así que se atiendan las verdaderas necesidades comunitarias.
Amigas de la Tierra demanda no solo la construcción de “refugios climáticos”, entendidos como espacios que ofrecen confort térmico durante olas de calor o frío, sino también que estos lugares faciliten procesos comunitarios. Es vital que sean gestionados por sus propios habitantes, quienes deben tener voz en cómo desean que sea su entorno. La implementación masiva de estos refugios debe contar con el respaldo institucional y ser impulsada por las propias comunidades.
El informe detalla cómo podrían establecerse estos refugios y qué características deben tener. Se presentan varios ejemplos exitosos que integran enfoques ecofeministas e inclusivos, garantizando así que nadie quede atrás en el urbanismo necesario para nuestras ciudades. Entre ellos destacan iniciativas como la “Red de refugios climáticos de cuidados” en La Prospe (Barcelona), “Patios Coeducativos”, “Construimos la Trinchera Climática del Casc Antic” y la “Red de refugios climáticos de cuidados en Ciudad Arce”. Estas propuestas han logrado posicionarse como referentes en el ámbito comunitario.
Por todo ello, Amigas de la Tierra exige a las administraciones locales promover y generar refugios climáticos comunitarios mediante una gestión participativa del territorio. Esto incluye crear espacios directamente sobre terrenos no edificados y facilitar experiencias ciudadanas autogestionadas como huertos comunitarios y otros espacios informales.
Los refugios climáticos comunitarios son espacios diseñados para generar confort térmico frente a olas de calor o frío, además de facilitar la construcción de comunidad y ser gestionados por las personas que los habitan.
Son necesarios para aumentar la biodiversidad a escala local, adaptarse al cambio climático y construir comunidades resilientes. También ayudan a regular las temperaturas locales y mejorar la salud mental y física de las personas.
Se necesitan políticas públicas de renaturalización de las ciudades, así como políticas de vivienda que eviten el aumento de precios que pueda expulsar a las personas de sus hogares, conocido como gentrificación verde.
Los procesos de renaturalización deben ser diseñados conjuntamente con las personas que habitan el territorio para garantizar que respondan a las necesidades de la comunidad y no solo a intereses económicos.
El informe menciona ejemplos como la “Red de refugios climáticos de cuidados, La Prospe” en Barcelona, “Patios Coeducativos”, “Construimos la Trinchera Climática del Casc Antic” y la “Red de refugios climáticos de cuidados en Ciudad Arce”.
Se reclama la generación y promoción de estos refugios mediante una gestión territorial participativa, facilitando experiencias ciudadanas autogestionadas como huertos comunitarios y espacios informales.