El artículo "Un 8M en tiempos de criptobros" de Greenpeace reflexiona sobre la celebración del Día Internacional de la Mujer en un contexto marcado por el capitalismo y la creciente desigualdad económica. Se destacan datos alarmantes sobre la acumulación de riqueza entre los más ricos, así como propuestas para redirigir recursos hacia políticas que promuevan la sostenibilidad y los derechos humanos. La autora enfatiza la necesidad de un cambio en las reglas económicas y llama a la acción colectiva para abordar estos desafíos. Este 8 de marzo, se invita a salir a las calles para exigir justicia social y ambiental.
En el marco de la celebración del 8 de marzo, se vuelve a poner sobre la mesa el tema de las finanzas en un contexto marcado por oligarcas, criptobros y un capitalismo que parece estar impulsado por la testosterona. Este año, se recuerda que el año anterior se realizó un análisis del PIB, esa medida de riqueza que no refleja el verdadero bienestar de la población.
La insistencia en hablar de dinero no es casual. Aunque hay otros temas importantes como la construcción colectiva y la sabiduría ecofeminista, es fundamental abordar ciertos datos que justifican esta discusión en un día como hoy:
Primero, según Oxfam, en 2024 se registraron 204 nuevos milmillonarios a nivel global, resultado de un sistema financiero diseñado para beneficiar a los más acaudalados. Los diez hombres más ricos del mundo son tan adinerados que incluso si perdieran el 99% de su fortuna seguirían siendo milmillonarios.
En segundo lugar, Úrsula Von der Leyen presentó recientemente una propuesta para movilizar 800.000 millones de euros, principalmente desde los presupuestos nacionales, con el objetivo de aumentar el gasto militar y rearmar Europa. Esta propuesta fue aprobada rápidamente y provocó un aumento en el valor bursátil de las empresas del sector defensa. Para ponerlo en perspectiva, esta suma es equivalente al total destinado por la UE para “reconstruir” Europa tras la pandemia.
Por último, la gigante petrolera Energy Transfer está demandando a Greenpeace en Estados Unidos y a Greenpeace Internacional por un monto de 300 millones de dólares debido a protestas realizadas en 2016 contra uno de sus proyectos en Dakota del Norte.
Estos tres datos reflejan realidades desproporcionadas que afectan nuestras vidas cotidianas. En esencia, todos ellos apuntan hacia un mismo objetivo: mantener reglas injustas que benefician a una pequeña élite mientras perjudican al resto de la población y al planeta. Se trata de crear entornos cada vez más inseguros para la mayoría y desviar recursos públicos esenciales hacia intereses particulares.
Dado que el ecofeminismo aboga por centrar la vida —tanto humana como natural— en nuestras prioridades, es urgente abordar el tema del dinero y su distribución.
Desde Greenpeace se han estado promoviendo soluciones financieras que buscan cambiar las reglas actuales. En primer lugar, ante el argumento recurrente de que no hay fondos suficientes para enfrentar los desafíos ambientales y sociales, afirmamos rotundamente que sí existen recursos públicos disponibles y sabemos cómo acceder a ellos.
A través de estas acciones podemos generar cambios significativos. Por ejemplo:
Este 8M sal a las calles, porque allí es donde realmente se pueden cambiar todas las reglas.
Descripción | Cifra |
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Nuevos milmillonarios en 2024 | 204 |
Propuesta de gasto militar por Úrsula Von der Leyen | 800.000 millones de euros |
Demanda de Energy Transfer a Greenpeace | 300 millones de dólares |
Pérdida de recaudación por exención del impuesto al queroseno de aviones | 4.160 millones de euros |
Se menciona el dinero en la celebración del 8 de marzo para destacar las desigualdades económicas y cómo el sistema financiero actual favorece a los más ricos, lo que impacta negativamente en la vida cotidiana de la mayoría de la población.
Se mencionan tres datos: el aumento de milmillonarios, una propuesta de gasto militar por parte de Úrsula Von der Leyen, y una demanda millonaria contra Greenpeace por protestas. Estos datos ilustran cómo las decisiones financieras afectan desproporcionadamente a la población no rica y al planeta.
Greenpeace propone aumentar los impuestos a los más ricos y contaminantes, implementar una reforma fiscal justa y verde, y cambiar las prioridades del gasto público para abordar cuestiones de sostenibilidad y derechos humanos.
Algunas soluciones incluyen un abono único de transporte asequible, la rehabilitación térmica de viviendas para reducir emisiones, y restaurar ecosistemas dañados. Estas acciones podrían financiarse con recursos actualmente mal gestionados o destinados a otros fines.
El artículo concluye llamando a salir a las calles este 8M para exigir cambios significativos en las reglas que rigen nuestra sociedad y economía.