El presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, ha vuelto a sacar a colación la nefasta gestión del anterior Ejecutivo socialista , quien recuerda que estuvo siete años en el poder.
Nicolas Sarkozy dijo hace unos días que la España de Zapatero fue presentada como "un éxito europeo" pero que hoy paga dos veces más que Francia por sus emisiones de deuda pública. Para el candidato, la diferencia se debe a las malas previsiones del Ministerio de Economía, dirigido entonces por Elena Salagado, quien aseguraba y reafirmaba que el déficit de España cerraría en el 6% para 2011. En este sentido, Sarkozy apunta que "acabó en el 8,2%", mientras que Francia preveía un 5% y cerró el año con esta cifra. Además, el mandatario francés ha recordado que España y Grecia han tenido que "bajar las pensiones", en referencia a la congelación que hizo el Ejecutivo anterior, para justificar la controvertida reforma francesa de las pensiones que hizo en 2010.
Justo antes del mitin en el Roselló, a lo largo de una visita en un campo de Harkis -argelinos que lucharon en las filas francesas durante la independencia de Argelia- Sarkozy ha reconocido por primera vez "la responsabilidad histórica" de Francia en el abandono de una parte de dichos ombatientes en Argelia, los cuales fueron víctimas de fuertes represalias por parte del nuevo orden argelino.
Sea como fuere, Sarkozy sabe de lo que habla. En uno de sus recientes mítines, afirmó que "en España han tenido que bajar las pensiones, han tenido que bajar los sueldos en la administración pública, el paro ha aumentado en un 225%, mientras en Francia ha crecido un 17%". Como si de una muletilla se tratara, François Baroin, ministro de Finanzas, comentó en la Asamblea Nacional que en 2012 el déficit público galo
se reducirá al 4,4% del PIB gracias a que "se han tomado las medidas necesarias para cumplir nuestros objetivos". Aprovechó para calificar de "valientes" las últimas decisiones del Gobierno de Mariano Rajoy.
En España, como es sabido, estas declaraciones han caído como un jarro de agua fría. Por un lado los antiguos gestores socialistas han puesto el grito en cielo apelando a los valores patrios. Por el otro, el actual Gobierno se ha alineado del lado de Sarkozy aclarando que sus declaraciones no van contra España sino contra las políticas de izquierdas aplicadas en nuestro país. Solo hay que mirar una serie de datos para plantearse si lo que defiende Sarkozy es legítimo o no.
El candidato conservador llegó a la presidencia francesa en 2007. En aquel año el PIB de su país se elevaba a 1,88 billones de euros con una renta per cápita de 34.000 € y un paro del 9%. Seis años después, los deberes en los que se basa Sarkozy para demostrar su fuerza son evidentes: el PIB ha aumentado hasta los 2,21 billones de euros, la renta per cápita es de 35.000 € y el paro solo ha subido un 0,1%. Sin embargo, la situación de España es bien distinta. El PIB en 2007 era de 1,05 billones de euros, la renta per cápita de 23.500 € y el paro del 8,3%.
En 2011 nos hemos despachado con un PIB de 1,07 billones de euros, una renta per cápita de 23.300 euros y un paro del 21,5%. Es decir, nuestra producción apenas ha aumentado, somos más pobres y el paro ha aumentado un 13,2%. Aparte quedan la deuda soberana, el agujero del sistema financiero, el falseamiento de las cuentas públicas y un casi sinfín de ejemplos que nos avergüenzan cada vez que mencionan el caso de España allén de los mares o de los Pirineos. Es normal que ningún líder lo quiera para su país, ni Sarkozy ni nadie.