ENTREVISTAS

Entrevista a Yasemin Samdereli y Demet Gül

Rafa Bernaldo de Quirós | Jueves 16 de octubre de 2014

''ALMANYA, bienvenido a Alemania'' se estrena en España tras un largo periplo por todo el mundo, y Hora Punta no quiso dejar pasar la oportunidad de hablar con su directora y su protagonista femenina.



Con guión de las hermanas Yasemin y Nesrin Samdereli, y dirección de la mayor de ellas (Yasemin), ''ALMANYA, bienvenido a Alemania'' es una entretenida comedia turco alemana sobre la historia de una familia de inmigrantes y el difícil proceso de arraigarse en una nueva sociedad. En definitiva, una película contada con gran sentido del humor que revisa la historia y explica algunos de los movimientos sociológicos que se dieron en Alemania en los años sesenta. La película inició su recorrido internacional en la Berlinale del año pasado donde participó en la Sección Oficial fuera de concurso. Además del éxito cosechado en la taquilla alemana (9.891.600€ hasta la fecha), cabe destacar la sorprendente respuesta del mercado italiano. Exhibida en tan sólo 46 salas (11 en su primer fin de semana) la película lleva recaudados en este país un total de 900.000€ aproximadamente.

¿Cómo surge la idea de hacer una película de estas características?
Yasemin: Lo que nos ocurría a Nesrin y a mí, cuando hablábamos de nuestra niñez, es que la gente se reía. A nuestros conocidos alemanes les parecían graciosos ciertos detalles de nuestra infancia. Además, nuestro abuelo murió, y la película nos sirvió también en cierto modo para enfrentarnos al dolor de esa muerte. Nuestro abuelo nos contaba historias muy graciosas que merecía la pena contar, entonces fue más o menos una amalgama de todo esto lo que posibilitó la idea de escribir con ello un guión.

Les costó encontrar de primeras financiación para la película, pero ¿creen que el problema ha sido mezclar el mezclar esa parte alemana y turca que les acompaña?, ¿les ha puesto alguna traba alguien, ya sea de vuestro entorno o de vuestro ámbito profesional?
Yasemin: No. Desde luego profesionalmente sí, pero lo que es familia y amigos, en absoluto. Es más, cuando tenía 16 años y anuncié a mi familia que quería ser directora de cine, les pareció muy bien. Lo que sí es verdad es que en el cine lo mismo tienes un proyecto, pero puedes tardar años en llevarlo a cabo.
Demet Gül: Por mi parte, a mi madre, cuando le dije que quería ser actriz, me preguntó que si no quería ser algo normal. Yo lo tenía claro, la dije que no, que quería ser actriz.

¿Encontrasteis más trabas por tener origen turco o por ser mujer? Ya que esto, en algunos casos, supone ciertas dificultades, sobre todo para los productores.
Yasemin: El ser mujer siempre dificulta las cosas, eso es un hecho. El ser turca no lo creo, aunque desde mi punto de vista, el que yo quisiera hacer una comedia, supuso una sorpresa, ya que les ofrecí un guión que no esperaban. Si yo hubiera decidido escribir un guión sobre un crimen de honor, como ocurre con la ley del honor en Turquía, eso hubiese sido aceptado sin ningún problema, puesto que soy turca. Muchos me decían que enfocase la película hacia los problemas de Turquía, y no lo entendía, puesto que a un realizador o director alemán, nadie le dice que enfoque sus producciones hacia problemas alemanes, puede hacer lo que quiera. Esta es la mayor dificultad que me encontré; les ofrecí algo inesperado, no esperaban que una guionista turca escribiese un guión así.
Por ejemplo, en el caso de Ang Lee, que dirigió 'Sentido y Sensibilidad', nadie se preguntó por qué un director asiático estaba dirigiendo una obra de la literatura inglesa. Pienso que no pasa nada, es parecido a lo que ocurre con las películas de niños, que siempre se las ceden a las mujeres porque piensan que se nos da mejor el tema. Ahí está el problema, nos encasillan por el mero hecho de ser mujeres.
La directora que ganó el oscar con una película de guerra, Kathryn Bigelow, es un claro ejemplo de que esto debe cambiar. Después de 100 años de historia del cine, hay un desequilibrio total, ya que sólo una quinta parte de las películas son dirigidas por mujeres.
Demet: Si eres mujer y has hecho una película, y te ha salido bien, siempre te encomiendan a que sigas por la misma senda. Yo al haber hecho una comedia, ya no se me puede ocurrir hacer, por ejemplo, una película dramática. Pienso que hay que ser flexible; yo quiero tener una gama, hacer varios personajes, pero enseguida te encasillan.

En la película hay varios guiños que, por así decirlo, nos ofrecen la posibilidad de ser turcos en un momento dado.
Yasemin: Sí, ciertamente es lo que pretendíamos. Disfrutamos mucho haciendo eso, haciendo ese intercambio, y no se trata del color del pelo, se trata de ser abiertos. Hay que saber adaptarse, como el personaje de Gabi, que siempre está dispuesta a hacer todo, mientras que su marido es mucho más serio; por ejemplo, no le gusta la comida picante, es muy quisquilloso. También queríamos demostrar que, aunque seas turco, no todos los turcos son iguales. Hay turcos muy austeros, y Gabi no, es un personaje entrañable, perspicaz.

¿Creen que ha sido efectivo, hasta cierto punto, mezclar la comedia con el drama, para transmitir el mensaje de la película?
Yasemin: Sí, creo que la risa es muy efectiva, quiero decir, la risa permite que las cosas encajen. Hace esto posible y también, puede significar mucho y a la vez llegar incluso a conmover. Puedes ver que algo te conmueve y reírte; además, pienso que la risa permite entrar en lo más profundo del drama, aunque hay que tener cuidado, ya que hay que encontrar la medida justa, lo que supone todo un reto.

Actualmente en España, van a juzgar a Javier Krahe, por hacer un cortometraje en el que sale cocinando a un cristo. ¿Cómo enfocaron la escena del cristo funesto en la película?, ¿qué piensan sobre hacer bromas con la religión?
Yasemin: A mí me parecen absolutamente geniales las culturas que permiten eso, es decir, poder reírte hasta de tu propia religión. En Alemania, cuando estrenamos la película, poquísima gente se quejó de esto, y la prensa prácticamente nada. Sin embargo, cuando acudimos a Doha (Qatar), a presentar la película en un Festival, nos pusieron verdes; Jesús era un profeta, y es como si en la película nos hubiésemos reído de él. Yo les intentaba explicar que les entendía, pero me parece mucho más sano poderse reír de uno mismo, e incluso de nuestra propia religión. A mí me parece que todo debería estar abierto, es decir, todo se puede hablar; es muy triste que vayan a juzgar a ese señor, me parece bastante serio cuando las cosas empiezan a ser tabú. Cuando algo comienza a ser tabú, es que la cosa no va bien.

En la película podemos ver diferentes generaciones de turcos y cómo se han adaptado a la sociedad alemana. ¿Cuál creéis que es la mayor diferencia entre la generación actual y la de vuestros abuelos?
Demet: Yo, personalmente, problema no tengo. He nacido en Alemania, hablo alemán como un alemán, de hecho hablo mejor el alemán que el turco, y no tengo ningún problema, pero sí que es verdad que mi familia es un poco diferente a la familia tradicional. Mi padre murió cuando yo era muy joven y mi madre se puso a trabajar para mantenernos a mi hermana y a mí. Mi madre siempre ha mantenido tradiciones en casa, pero eran tradiciones que nosotras podíamos escoger. Un día, mi madre me dijo que me podía atar si quería un pañuelo en la cabeza, si consideraba que debía hacerlo o por religión, pero ella nunca se ha tapado la cabeza; era una mujer trabajadora que no tenía tiempo para hacer esas cosas. Yo he crecido en un ambiente muy diferente al de una familia donde está el padre y la madre. Ha habido una época en la que las tradiciones eran muy cerradas, hasta tal punto que los turcos alemanes son mucho más tradicionalistas que los propios turcos de Turquía, ya que tienen miedo de perder esto. Sin embargo, yo creo que se pueden tener las dos cosas, ya que puedes mantener tus tradiciones y adaptarte al país donde vives, se puede compaginar.
Yasemin: Cuando yo y mi hermana éramos pequeñas, nos preguntábamos qué éramos, si alemanas o turcas. Mi abuelo se quedaba asombrado, no lo entendía, decía que estábamos mal de la cabeza y que por qué lo preguntábamos, ya que él, que había llegado a Alemania a los 20 años, tenía un pasado turco, con una cantidad de recuerdos enorme. Yo no tenía nada de eso; yo he ido a la escuela en Alemania, mis amigos eran alemanes, y él simplemente no lo veía, para él era turca. Yo sí que entendía lo que le pasaba, ya que ese pasado que tenía, le hacía pensar que todos en nuestra familia debíamos de ser turcos.

En cuanto a las relaciones de pareja que se reflejan en la película, ¿ha influido el hecho de que sea mujer?, ya que en la película, hemos visto que el abuelo se casa sabiendo que su mujer está embarazada de otro hombre.
Yasemin: Se podría pensar; no es un error pensar eso. Me parece genial, no pienso contestar porque me parece precioso. Se puede pensar que él, efectivamente, no es el padre del niño, ya que en realidad no se sabe. Esto me recuerda a cuando mi abuelo me dijo que él había secuestrado a mi abuela, y que su abuelo también secuestro a su mujer. Esto era lo habitual en Turquía en la época, es decir, te quiero, te secuestro. Bastaba con estar a solas 10 minutos con la chica, para obligar a la familia a que te la diera. Un día hablando con mi abuela, me dijo que a ella la gustaba otro, pero le obligaron a casarse con mi abuelo. Toda su vida vivió con él, pero ella cuando era joven, le había gustado otro, y le hubiese preferido antes que a mi abuelo.
Demet: Mi abuela, de hecho, estaba prometida a otro hombre, pero mi abuelo la quería como mujer y la raptó por así decirlo. Ella tenía 14 años, así que ya sabéis, si queréis una chica, ¡a por ella! (risas).


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