El Estado Islámico sigue imponiendo el terror en Raqqa, una ciudad siria de 200.000 habitantes convertida en capital del llamado Califato Islámico y en la que los yihadistas aplican la sharia -ley islámica- con todo el rigor y brutalidad de la que son capaces.
La última ejecución que hemos podido ver es la de un joven que es arrojado, con los ojos vendados, desde la última planta de un edificio por ser homosexual.
En las imágenes que han transcendidas, que recoge el diario Daily Mail, se ve como una multitud sedienta de sangre se agolpa al pie del edificio para presenciar el asesinato. Algunos ciudadanos incluso trepan a los techos de las casas adyacentes para tener estar más cerca de la brutal escena.
Las decapitamientos, empalamientos, crucifixiones y las escenas en las que personas son lanzadas desde azoteas son diarias y las multitudes de ciudadanos, muchos enfervorizados, jalean los asesinatos.