La pretenciosa agenda reformista de Rajoy se ha encontrado con un enemigo implacable contra el que no existe defensa: el tiempo.
A la actual legislatura, la X de la etapa constitucional, le quedan apenas dos periodos de sesiones parlamentarias para legislar. Esto se traduce en apenas 24 plenos ordinarios, 12 entre septiembre y diciembre, y otros tantos entre febrero y junio de 2015.
Aun contando con citas parlamentarias extraordinarias en los meses de enero y de julio, que se dan por seguras, la cuenta atrás ya ha empezado de forma implacable para el Gobierno conservador del PP.
Rajoy solo cuenta con un instrumento que le puede ayudar a sacar una mayor rentabilidad a los exiguos plazos que tiene por delante: la mayoría absoluta con la que cuenta tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado.