España no es un país donde se trabaja poco y se gana más de la cuenta, como de vez en cuando aseguran dirigentes empresariales, especialmente desde que empezara la crisis económica.
Las estadísticas de la UE, de la OCDE y de otros organismos privados muestran todo lo contrario: los salarios están entre los más bajos de nuestro entorno y la jornada anual, entre las más altas.
Según datos correspondientes a 2013, después de las rebajas practicadas durante los últimos años, el salario medio de los trabajadores españoles se sitúa en 26.027 euros brutos anuales, la mitad que en Dinamarca (53.061) o Luxemburgo (52.902), y muy inferior al registrado, por ejemplo, en Holanda (48.109), Bélgica (46.810), Alemania (45.170) y Francia (36.980).
Por debajo de nosotros se encuentran Grecia (20.604), Portugal (17.335), Turquía (12.530), Estonia (11.664), la República Checa (11.500), Eslovaquia (10.015), Polonia (9.873), Hungría (9.817) o Letonia (9.065).
Si el salario medio está en la parte baja de la banda, el mínimo no resiste mejor la comparación con el resto de los países de nuestra zona, según la información disponible en la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostat).
Mientras que en España el salario mínimo interprofesional (SMI) era el año pasado de 753 euros brutos mensuales (considerando doce pagas al año), Bélgica (con 1.502 euros), Holanda (1.486 euros), Irlanda (1.462) y Francia (1.445 euros) lo duplicaban.
También en este caso, peor que España sólo se encuentran Grecia (684 euros), Portugal (566), Turquía (425) y las repúblicas que pertenecieron al ámbito soviético.
La menor retribución de los asalariados españoles no tiene nada que ver con su dedicación al trabajo, como ponen de manifiesto los datos recopilados por la OCDE. La jornada laboral en nuestro país es de 1.690 horas anuales, claramente por encima de Dinamarca (1.522), Alemania (1.413) u Holanda (1.379), que en cambio retribuyen mejor a sus empleados.