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Llul da la Copa al Madrid en la bocina

Álvaro Espinosa | Jueves 16 de octubre de 2014

El Real Madrid consiguió la 24ª Copa del Rey de su historia, tras vencer al Barça (76-77) en un encuentro igualadísimo, en el que pudo triunfar cualquiera.



Seguro que Xavi Pascual soñó con un primer tiempo parecido a lo que ocurrió. Básicamente, se jugó a lo que quiso su equipo. El Barça controló la velocidad del Madrid, al que además desangraba en la zona. Los pívots azulgranas se manejaron a la perfección, de los 15 primeros puntos del Barça, 14 fueron de sus jugadores interiores.

El equipo de Laso, lanzado al principio con dos triples (Rudy y Mirotic), no andaba cómodo. La temprana segunda falta de Rudy, gran generador de juego, tampoco la ayudaba a mejorar su ataque estático, que es a lo que le había condenado el Barça. El plan de Pascual funcionaba. Los problemas de la mesa dieron con un final de cuarto estrambótico: el Madrid jugó un ataque de 27 segundos y luego, cuando todo parecía haber acabado, los árbitros dieron seis segundos de posesión al Barça. Oleson anotaba sobre la bocina el 17-16.

Apareció después Sergio Rodríguez y con él Sada, fresco tras descansar el viernes. El Madrid mejoró, pero el base tinerfeño fue bien sujetado por el equipo azulgrana. Víctor recibía la ayuda del center que tapaba los movimientos de 'El Chacho'. Tomic seguía anotando y el equipo blanco se agarró al partido con tiros libres. Oleson, para variar, controlaba bien a Carroll. Después de una canasta de Llull (minuto 26) el equipo blanco sólo produjo desde la línea.

Los árbitros se mostraban muy rigurosos con los contactos para disgusto de Pascual, enrabietado para variar casi desde el inicio. De pronto, el Barça recordó que podía lanzar triples. Logró tres consecutivos (dos de Abrines) para llegar al descanso con ventaja (42-38). El Madrid andaba descolocado. Fuera de su carril habitual.

Rudy levantó a su equipo con ocho puntos. El Madrid también había mejorado en defensa con la entrada de Draper y su juego tenía más fluidez. Anotaba con más facilidad. Recuperó la iniciativa de los primeros minutos del partido. Amagó con poner cierta ventaja en dos ocasiones, pero Rudy y Sergio Rodríguez fallaron los triples y Marcelinho no perdonaba para mantener al Barça en la onda. Cinco puntos de Draper al final daban ventaja al equipo de Laso. Por la mínima (59-60).

El partido parecía desembocar en un cara o cruz. Sus protagonistas vivieron siempre de rentas cortas (+4) y así se llegaría a los últimos cinco minutos. La batalla era épica por la estrechez del marcador y por la dureza empleada. Lo que pasó después quedará para siempre. El Madrid tenía el partido ganado con un triple de Mirotic, elegido MVP, desde su esquina favorita (64-71, min. 38). Pero el Barça tiene alma de campeón. Nunca se rindió. Y le dio la vuelta al partido de una manera increíble, con un 2+1 de Oleson a falta de ocho segundos. Se había aprovechado también de una falta inexistente en ataque a Felipe, aunque seguramente el Madrid tampoco se puede quejar del arbitraje. Con ocho segundos y a la desesperada,

Llull anotó una canasta a falta de una décima, como Solozábal en el 87. Su acierto se recordará muchos años, como aquella de Pucela. El Madrid se llevaba una Copa que pudo ganar el Barça en una final inolvidable.


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