Kiev ha amanecido en calma después de que manifestantes y antidisturbios se dieran ayer la primera tregua tras varios días de enfrentamientos.
El cese de las hostilidades tenía como objetivo dejar a la oposición y al Gobierno del presidente Víktor Yanukóvich negociar una salida a la crisis política y Tras la primera ronda de negociaciones, el mensaje de los miles de congregados en la plaza de la Independencia en el centro de la capital ucraniana fue claro: rechazo al armisticio propuesto por el Ejecutivo.
Tras cuatro horas de reunión con el mandatario ucraniano, el dirigente opositor ucraniano, Vitali Klitschkó, pidió anoche a los manifestantes prolongar hasta el sábado la tregua tras asegurar que Yanukóvich prometió ordenar a las fuerzas de seguridad que respeten el cese de hostilidades.
El líder del partido UDAR (Golpe) aseguró que las autoridades están dispuestas a poner en libertad a los más de cien detenidos durante los desórdenes de los últimos días, en los que habrían muerto tres manifestantes, según fuentes oficiales, y seis según los opositores.
El anuncio de Klitschkó fue recibido por los miles de opositores congregados en la calle Grushevski con los gritos de los sectores que consideran que la única vía de solución es la lucha callejera sin cuartel contra la Policía.
Poco después de que concluyera la primera ronda de negociaciones -este viernes está previsto que continúe la segunda-, la Fiscalía General mostró su disposición a suavizar las medidas cautelares y las penas contra los detenidos en los desórdenes si los manifestantes renuncian a la lucha callejera.
Además de suspender los incendios y la toma de edificios públicos, los manifestantes deben desalojar la calle Grushevski frente al estadio del Dinamo Kiev, epicentro de los enfrentamientos de los últimos días. Hay 71 detenidos por participar en disturbios en esa zona de la ciudad y otro centenar de personas está en busca y captura.
Sin embargo, el propio Klitschkó reconocía poco después que Yanukóvich no ofreció nada en las conversaciones del jueves. "Horas de conversaciones se han gastado para nada. No tiene sentido sentarse en una mesa de negociaciones en las que alguien ya ha decidido decepcionarte", sostuvo.
"Sinceramente deseo que no haya más derramamiento de sangre y que no haya muertos (...) Yo sobreviviré, pero temo que haya muertos", reclamaba el líder opositor.