La Audiencia de Castellón condena a cuatro años de cárcel al expresidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra por cuatro delitos contra la Hacienda Pública, en el marco del caso Naranjax.
El exbarón del Partido Popular además tendrá que hacer frente al pago de una multa de 693.000 euros y al pago de esta misma cantidad a Hacienda, tras un maratón judicial cuya instrucción se ha prolongado a lo largo de una década con multitud de cambios en el juzgado de Nules encargado de la causa, por la que han llegado a pasar hasta un total de nueve jueces.
La Audiencia Provincial de Castellón condena a la exmujer del expresidente de la Diputación, Amparo Fernández, a dos años de cárcel por otros dos delitos contra la Hacienda Pública y también tendrá que pagar una cuantiosa multa, de 274.000 euros e indemnizar a Hacienda con la misma cantidad.
No obstante Fabra, el empresario Vicente Vilar y la exmujer de éste, Montserrat Vives, fueron absueltos de los delitos de cohecho y tráfico de influencias algo de lo que Fabra, que se enfrentaba a peticiones de las acusaciones de 13 años de prisión, afirmó encontrarse "muy satisfecho" por no haber sido condenado por cohecho y tráfico de influencias.
El expresidente provincial del PP de Castellón, aunque piensa recurrir la sentencia, argumenta que, "desde el punto de vista moral", esta sentencia es "muy importante", ya que del tema de "corrupción" del que se le acusaba ha sido finalmente absuelto.
Fin de una era
Los días de gloria de Carlos Fabra en los que era el amo y señor de la provincia de Castellón, se alejan por momentos; desde el pasado 30 de septiembre Carlos Fabra no ha recibido ningún respaldo significativo desde el Partido Popular y el último fue un abrazo de Alberto Fabra que le deseaba suerte para el juicio que por entonces iba a comenzar .
El exbarón conservador se había acomodado en la secretaría general de la Cámara de Castellón, pero su poder se había ido difuminando a medida que sus tentáculos abonaron tanto la presidencia de la Diputación castellonense en junio de 2011 como la presidencia provincial del partido en 2012.
Que Fabra consiguiera en diciembre de 2011 que su compañera sentimental, Esther Pallardó —que no su exesposa, María Amparo Fernández, también condenada en la misma sentencia a dos años de prisión y al pago de otra elevada multa por dos delitos fiscales—, obtuviera una vicepresidencia de la Diputación, pese al deseo de su sustituto de ofrecer el cargo a otro compañero, fue solo el penúltimo estertor de lo que en un día fue Fabra.