NATURALEZA Y MEDIO AMBIENTE

¿Qué hay detrás de la descontaminación de Fukushima?

Jueves 16 de octubre de 2014

Para revisar las condiciones laborales en la central, Reuters ha entrevistó a más de 80 trabajadores, empleados y autoridades implicadas en una operación de limpieza nuclear sin precedentes y los resultados son muy desalentadores a la par que casi ilegales.



Una de las quejas más habituales son la dependencia del proyecto en una red de subcontratas extensa y poco vigilada, muchas de ellas con poca experiencia en cuestiones nucleares y algunas de ellas, según la policía, con vínculos con el crimen organizado y es que en el exterior de la central, las cuatro grandes constructoras del país (Kajima, Obayashi, Shimizu y Taisei) supervisan a centenares de empresas pequeñas contratadas con fondos del Gobierno para quitar los restos y la tierra radiactiva de los pueblos y granjas cercanos y que así las personas que fueron evacuadas puedan volver a casa.

Tepco asegura que no ha podido vigilar completamente a las subcontratas, pero que ha tomado medidas para limitar los abusos laborales y reducir la implicación del crimen organizado. "Firmamos contratos con las empresas basados en el coste necesario para llevar a cabo la tarea", dijo a Reuters Masayuki Ono, director general para energía nuclear de Tepco. "Luego las empresas contratan a sus propios empleados teniendo en cuenta nuestro contrato. Es muy difícil para nosotros entrar y comprobar sus contratos".

La operación de limpieza sin precedentes tiene además déficit creciente de trabajadores. Hay alrededor de un 25 por ciento más de ofertas que de demandantes de empleo en la prefectura de Fukushima, según datos gubernamentales.

Un salario elevado podría atraer a más trabajadores, pero esto no ha pasado

Tepco está bajo presión para tener beneficios en el año a marzo de 2014 bajo un plan que los principales bancos japoneses financiaron recientemente con 5.900 millones de dólares en nuevos créditos y refinanciación. En 2011, poco después del desastre, la empresa recortó el salario de sus propios trabajadores en un 20%.

Con los salarios planos y una escasez de trabajadores, aparecieron los intermediarios laborales, reclutando a personas cuyas vidas están en un callejón sin salida o que tienen problemas para encontrar otros empleos.

La consecuencia ha sido la proliferación de pequeñas empresas, muchas de ellas sin estar registradas. Unas 800 empresas trabajan en de la central de Fukushima y centenares más en la descontaminación exterior, según Tepco y documentos revisados por Reuters.

"Gitanos nucleares"

Desmantelar Fukushima Daiichi obligará a mantener unos 12.000 trabajadores hasta 2015, según el proyecto de Tepco. Ahora mismo hay poco más de 8.000, y en los últimos meses, unos 6.000 han trabajado dentro de la central. Esta estimación no incluye la fuerza laboral necesaria para el nuevo plan gubernamental de 330 millones de dólares para construir un enorme muro de hielo alrededor de la central que impida que el agua radiactiva se filtre al mar.

La industria nuclear siempre dependió del trabajo barato, ya desde la construcción de las primeras centrales en los años 70. Conocidos como los "gitanos nucleares", muchos provenían de zonas como el barrio Sanya de Tokio o el de Kamagasaki en Osaka, conocidos por tener muchos habitantes masculinos sin hogar. 

"Las condiciones laborales en la industria nuclear siempre han sido malas", dijo Saburo Murata, subdirector del hospital Hannan Chuo de Osaka. "Problemas con el dinero, reclutamiento subcontratado, falta de seguros médicos adecuados, han existido desde hace décadas".

El proyecto de Fukushima ha magnificado estos problemas. Cualquier empresa ha podido ser contratada, y muchas han acudido a intermediarios que, en casos extremos, han "comprado" a trabajadores pagándoles sus deudas y luego obligándoles a trabajar hasta que les devuelven el dinero con condiciones abusivas, según activistas laborales y empleados en Fukushima.

La conexión yakuza, la mafia japonesa

La complejidad de los contratos en Fukushima y la escasez de trabajadores ha jugado a favor de la yakuza, el crimen organizado de Japón, que durante décadas ha gestionado fraudes laborales. Casi 50 bandas con más de 1.050 miembros actúan en la prefectura de Fukushima, dominada por tres grupos: Yamaguchi-gumi, Sumiyoshi-kai e Inagawa-kai, según la policía. Ministerios, empresas implicadas en la descontaminación y desmantelamiento y la policía han creado un grupo de trabajo para erradicar el crimen organizado del proyecto.

Tepco, la mayor energética de Asia, disfrutó durante mucho tiempo de fuertes vínculos con los reguladores y de una relajada supervisión gubernamental. El seísmo de magnitud 9 y el posterior tsunami que golpearon la central el 11 de marzo de 2011 cambiaron la situación. El desastre provocó tres fusiones en los reactores, varias explosiones y una fuga radiactiva que obligó a huir a 150.000 personas y ahora está tratando de solucionarlo utilizando los medios posibles, aunque no sean limpios. 


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